¡Os presento a mi compañera de fatigas! Se llama Catalina , en honor a una burra que tenía cuando era un zagal. A mi burra le echaba un serón encima para ir a por agua a la fuente y a mi bicicleta las alforjas.Está conmigo desde que empecé mis viajes allá por el año 2.002. Cada día la quiero más y el día que me falte la voy a echar mucho de menos.

Tiene más tonterías encima que el mueble bar de mi casa. Lo único que le falta es ponerle las gomas de butano en los radios y la mecha en el buje. Lleva hasta una matricula con todos los países que hemos recorrido.

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Entre mis gallinas, tengo una de raza minina y cuando la miro me recuerda a mi bici plegable Dahon de 20 pulgadas. Como veis siempre me recreo en mis animales para ponerle el nombre a las bicicletas. Es una monería, pequeñita pero matona. Cuando la gente me ve montado en ese peazo de bici se sonríen y no saben por dónde es capaz de meterse el bicho.

Todavía no he realizado ningún viaje fuera de España con ella, aunque pronto habrá que probarla a ver como se comporta. Normalmente los viajes que hacemos suelen ser viajes muy duros, por terrenos embarrados, con piedras, pero ya le buscaré un viaje más apropiado para ella. La probé en un viaje por la axarquía de Málaga y va bastante bien.

Lo más importante de esta máquina es la facilidad para plegarla. Es una ventaja a la hora de subirse a un transporte público, como autobús, tren o avión. También comentar que tiene 24 velocidades. Son 8 piñones y un buje que hace la función de tres platos, aunque realmente lleva uno. Te quedas sorprendido cuando la cargas y te pones a subir un puerto. Según mi opinión lo ideal para viajar con esta bici es ir solo o que lleven la misma máquina el resto de componentes.

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5 Fotos de Mis Bicicletas